En el día de hoy propongo que veamos un vídeo sobre Globalización Neoliberal. Se trata de un montaje de fotos sobre la globalización neoliberal realizado por alumnas de Educación Social. La música es del grupo Ska-P y el título concreto de la canción es "Los hijos bastardos de la globalización". Sin duda tanto el vídeo como la letra de la canción nos harán reflexionar sobre aspectos que damos por normales en la sociedad que nos ha tocado vivir.
Después de observar el vídeo, cabe preguntarse qué papel juega el ser humano en este complicado entramado de la globalización, de la publicidad, etc.
La verdad es que después de haber visto el vídeo, una se queda con la desagradable sensación de no ser más que una hormiguita en manos de las grandes corporaciones y sus intereses. Con todo, a mí me gusta ser positiva, y pienso que - a pesar de ser pequeños - juntos sí podemos cambiar algunas cosas.
Sin duda la GLOBALIZACIÓN es un gigante que pisa fuerte pero no debemos olvidar que detrás de ese gigante hay seres humanos con pocos escrúpulos que no piensan en el daño que se hace a otros seres humanos. Resulta al mismo tiempo irónico que en el primer mundo nos preocupemos tanto por los niños y pongamos el grito en el cielo por verdaderas tonterías cuando en el tercer mundo - e incluso en aquellos países en vías de desarrollo - los niños no son más que obra de mano barata (si es que se les paga algo).
En general, creo que la publicidad ha perdido un poco de vista la realidad que nos rodea. Crean mundos de fantasía demasiado perfectos e incluso ñoños. Anuncios que tratan de vendernos cómo han de ser los padres perfectos cuando, bien cerquita, hay adultos que no respetan la infancia de los niños e incluso intentan erosionarla a costa del enriquecimiento personal.
Un tema, sin duda, difícil de digerir y de solucionar cuando se es tan pequeño (tanto por edad como por el hecho de no disponer del poder para cambiar las cosas atacando desde la raíz).
Quizá las nuevas tecnologías de la educación y la comunicación sirvan para acercanos aún más si cabe a la realidad del mundo en el que vivimos. Y, lo que es más, mediante un uso adecuado en las aulas (y fuera de ellas) los docentes podamos impartir algo más que la asignatura que nos ha tocado enseñar: quizá podamos enseñar valores, obligaciones y derechos que mejoren un poco nuestra calidad de vida y la de los demás. Después de todo, soñar aún no cuesta dinero ni está en manos de ninguna corporación.
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Hace 5 años
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